jueves, 11 de febrero de 2010

Semillas del árbol de la nostalgia


La ciudad quedó atrás como una gran explosión de película que todavía puede alcanzarme. Acelero hasta bajar de la autopista, sigo por la ruta 36, atravieso sus cuatro rotondas con pastizales, espío los pueblos dormidos al sol y los animales atropellados que se acercan dolorosamente hasta desaparecer. Por fin abro el casco para sentir el río que ya está en el aire. Minutos después estaciono la moto bajo el alero del rancho color eukanuba.
Tengo diez días de vacaciones. El día número once el mundo se derrama como en los planos antiguos en los que grandes tortugas sostienen la tierra.
Para el miedo recomiendo las estrellas de punta indio, que amenazan con hacerte desaparecer pero nunca podrían hacerte daño.
Cuando llegue el otoño, subiré fotos de vacaciones. Respetaré el género: fotos como amuletos del verano, perfectos recuerdos postizos para desenvolver durante el año. No encontrarán animales atropellados ni mundos que se derraman, espero.