jueves, 2 de febrero de 2012

No son transparencias

¿Por qué usar película? Todavía.
Mi primera respuesta fue tan sincera como superficial: razones plásticas.
Por suerte a veces no importan las cámaras.
Supongo que muchas grandes fotos son sencillamente grandes ideas.
Pero algo ocurre con la espuma de los días.
Las fotografías digitales resultan perfectas prótesis. Memoria postiza y bella. En ocasiones frágil.
Las fotografías analógicas también se han vuelto fáciles de olvidar.
Sin embargo, permanecerán como fetiches. Aunque nadie piense en ellas.
Serán siempre pedazos de experiencia. Tan reales para los creyentes como los recuerdos o el ruido de la lluvia que escucho ahora sobre los techos de Buenos Aires.