lunes, 3 de diciembre de 2018

Rockstar


Charly García está solo, parado en el medio, metido en un traje que parece vacío. ¿Está posando o le robaron la foto? La foto es una fotocopia pegada en la pared de mi cuarto. Protege el rincón donde escribo con letra urgente. Escribo en círculos, se me mezclan los temas. Pero quiero ser periodista. La confusión dura años. Hasta que empiezo a hacer fotos.
Pero antes de hacer fotos, hago fotocopias: montajes, tramas, efectos de contraste. Quiero ser un héroe del diseño gráfico. Más que periodista. Casi tanto como estrella de rock. Charly es tonner pleno sobre el papel blanco que con el tiempo amarillea. Cerca de Charly hay puntos grises que son Robert Smith de espaldas con los cordones de las zapatillas sueltos, la guitarra apuntando al piso, los pelos de espantapájaros. No son tonterías. Se terminan los 80. Todo el mundo en la ciudad es un suicida, dice García. Siempre es de noche. En el final de la primavera el aire huele a incendio.
Un amigo me lleva a Ezeiza en un auto destartalado. Hablamos a los gritos. Sale el sol. Fumamos. Aterrizo en el invierno. Llueve cuando entro en Madrid. Apenas encuentro una habitación pego a Charly en la pared. Es importante. Tengo veintitrés años. No conozco a nadie.
Luego estoy de nuevo en Buenos Aires. De acuerdo: nadie vuelve, nunca. A ninguna parte. Pero no lo sé. Soy feliz. Camino por las calles de mi viejo barrio como un espía, lleno de presentimientos.
Entonces pierdo mi foto de Charly. Pierdo todo lo que escribí. Me pierdo yo. Sobrevivo para contarlo, pero no hay mucho que contar y enseguida llega un verano de sangre y fuego. Otro. Pero el peor. Después pasan los años, las mudanzas, los trabajos, los viajes en moto, el amor y la soledad. Pasan como nubes gordas en un cielo de invierno.
Un día le hago fotos a Charly. En una se pone el saco al revés, como un chaleco de fuerza. Tiene ojos de animal asustado. Poco después lo internan. Lo sacan de un hotel atado a una camilla, boca abajo. Lo veo en la tele.
¿Qué habrá sido de mi foto de Charly? Quiero decir, no la que tomé yo sino ésa en la que está parado solo en el medio y parece que está por encender un cigarrillo. O lo está encendiendo, lo más probable, pero yo no estaba ahí. La foto es de Hilda Lizarazu. Yo sólo soy dueño de una fotocopia perdida, que a veces, aunque no siempre, me dice algo, todavía.

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